Artículo de Luis Marín Sicilia
Es curioso, pero en esta España de intolerantes se llevan la palma de la intransigencia los que, a las primeras de cambio, tildan como fascista a todo aquel que se le ocurra discernir libremente sobre cualquier asunto que afecte a la convivencia ciudadana y se aleje del pensamiento único que intenta dominar una opinión publicada monitorizada casi en exclusiva por la izquierda gubernamental.