Artículo de Pedro de Tena
La actual Constitución Española no menciona la existencia de la sociedad civil, pero se refiere a ella en dos ocasiones. Una, cuando se refiere a la una sociedad democrática avanzada que se supone forma la sustancia de la Nación. Otra, cuando tiene presente la pluralidad presente en ella para respetar precisamente creencias y lenguas en su seno. De manera explícita, la Carta Magna alude a ella en su artículo 30 como el conjunto de todos los españoles que tenemos el derecho y el deber de defender a España, algo que no es patrimonio exclusivo de los poderes del Estado ni de los partidos políticos.
Es más, se prevé que puedan establecerse servicios civiles para el cumplimiento de fines de interés general. Nada más evidente que la necesidad de la emergencia de una sociedad civil activa para la defensa de la nación española, cuya continuidad se ve amenazada por un gobierno que está andando un camino de concesiones a determinadas regiones que dinamitan la solidaridad entre todas las regiones que forman España.
Por si fuera poco, el propio texto constitucional exige que condiciones para que la libertad y la igualdad del individuo y de los grupos en que se integra sean reales y efectivas así como remover los obstáculos que impidan o dificulten su plenitud y facilitar la participación de todos los ciudadanos en la vida política, económica, cultural y social.
No sólo los partidos políticos pueden participar en la formación y manifestación de la voluntad popular ni sólo los asociaciones sindicales y empresariales pueden conformar la defensa y promoción de los intereses económicos y sociales de los ciudadanos. La sociedad civil activa, la que se organiza en diferentes asociaciones, fundaciones, organizaciones, webs, redes, medios de comunicación, agrupaciones y otras entidades, tiene la obligación de contribuir a definir el Estado de la Nación, velar por valores definidos e influir en las decisiones políticas.
Cincinatos considera que una sociedad civil fuerte y trenzada puede contrarrestar la desviación partitocrática que ha decepcionado y desilusionado muchas esperanzas democráticas con su falta de respeto a la verdad, con su corrupción demasiado generalizada y con su lejanía de la vida cotidiana de la Nación.
Por ello, se constituye como elemento de esa sociedad civil para contribuir a resolver la deformación de la reconciliación nacional de la Transición al margen, que no en contra, de los partidos políticos. Además, desea esforzarse en la coordinación de todas las entidades que coincidan en un mínimo de postulados que ayuden a defender la unidad nacional, la libertad y la solidaridad entre las regiones.
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