Bajo el gobierno de Sánchez e Iglesias, a los españoles nos esperan tiempos muy duros

Artículo de Francisco Rubiales 

La formación del gobierno que encabeza Pedro Sánchez, en el que el comunismo de Podemos ha quedado integrado, apoyado por los partidos más desleales, innobles y enemigos de España, ha inaugurado una etapa convulsa, peligrosa e indecente que podría llevarnos al suicidio como Nación.

A los españoles nos esperan tiempos de gran dureza y sufrimiento bajo el dominio de la izquierda más radical desde la II República, aliada como entonces con el nacionalismo más agresivo y lleno de odio. Si Sánchez e Iglesias cumplen su programa oculto de gobierno, que tiene como objetivos principales la división de España en dos bandos irreconciliables y el control permanente del poder, el país caerá en el caos y la destrucción.

Los efectos del sanchismo ya se notan en la economía, que retrocede, en la crispación interna, que se ha agudizado, y en el plano internacional, donde España hace el ridículo e incumple los acuerdos internacionales, como ha ocurrido con el siniestro apoyo del gobierno a Venezuela, el envío de un comando encapuchado del gobierno a Bolivia y el incidente alocado y mafioso provocado por la entrevista entre el ministro Ábalos y la vicepresidenta de la narcotiranía que preside Nicolás Maduro. Todas estas irregularidades, sandeces, suciedades y abusos provocan la desconfianza de nuestros aliados europeos y la enemistad de Estados Unidos, que nos responderán con aranceles altos, aislamiento y tal vez hasta sanciones y condenas.

Por el horizonte despuntan los dramas que servirán para deteriorar más a España y hacer más desgraciados a sus ciudadanos: retroceso del crecimiento al 1.6 para este año 2020, incremento del miedo, opacidad en los asunto públicos, mentiras reiteradas, como las recientes del ministro Ábalos, política pandillera, impuestos abusivos, incremento de la desigualdad territorial, avance hacia la ruptura de España y un notable deterioro de la convivencia entre españoles, entre otros efectos nocivos generados por el contubernio de Sánchez con el totalitarismo comunista y los nacionalismos del odio.