Hacia un régimen despótico

Artículo de José Luis Roldán (Max Estrella) 

No sorprende ya a estas alturas la contumaz incapacidad que acredita la ciudadanía –llamémosla piadosamente así- para quebrar este bucle ponzoñoso y pestilente en que se ha convertido la política patria desde que un visionario imbécil, clon de Mr. Chance, fuese señalado por la Fortuna –borracha y caprichosa– para dirigir la res pública.

No extraña, pues, que volvamos a aquellos días fundacionales del abyecto “Pacto del Tinell”, cuando socialistas, comunistas e independentistas catalanes se conjuraron contra el PP para impedir la alternancia en el poder, clave de toda democracia que aspire a serlo no sólo de nombre. Volvemos hogaño a aquellos días con ese sarcástico “pacto por la democracia” que teatralizaron los referidos actores; solo que ahora el elenco ha aumentado, pues se unen a la farsa los independentistas vascos, todos ellos: los que sacuden el árbol y los que recogen las nueces manchadas de sangre inocente. Tan demócratas como los antiguos firmantes, pero más fanáticos aún para el odio. Ya lo dijo un ilustre vasco –Baroja- que conocía bien el paño: “El vasco (…) ha heredado ese fanatismo intransigente que dan las religiones semíticas…”. Se repite, pues, el rito; solo que ahora la víctima del estigma no se llama PP sino Vox.

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